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31 de Enero
¡¡Hola!! Hoy te trajimos tres médicas nutriólogas Ana María Uribe, Leire Gómez y María Clara Mejía que nos van a hablar de cómo funciona el metabolismo del azúcar en nuestro cuerpo. Es decir, ellas nos van a explicar qué pasa dentro de nuestro organismo cuando consumimos azúcar, cómo hacerlo de manera responsable y todo lo que debemos entender del cuerpo humano para aprender a comer de manera más consciente. ¡Empecemos!
Actualmente, gracias a la amplia difusión de la información en redes sociales y buscadores, puedes leer en diversas fuentes, a veces con veracidad científica y otras veces sólo creencias populares sobre un tema específico, y encontrar recomendaciones acertadas que pueden hacerte bien, pero en otras tantas ocasiones atentan contra tu salud, ya que son consejos basados en el “voz a voz” o en experiencias personales, pero sin mucho sustento académico.
En el caso del azúcar no es diferente; puedes conocer las repercusiones que tiene en tu salud, los más de 60 nombres confusos que tiene y con los que puede aparecer oculto entre los ingredientes de los productos que comes diariamente y mientras deslizas el dedo por la pantalla de tu celular o dispositivo, seguro vas a encontrar alguna nota sobre el azúcar y todos sus efectos. Es cierto que el consumo de azúcar no está recomendado por los especialistas en nutrición, pero es importante que entendamos qué es, cómo funciona y cómo podemos hacer para entregarle a nuestro cuerpo la energía que necesita para vivir de manera consciente y feliz.
Con este artículo, queremos que descubras cómo hace tu cuerpo para usar el azúcar cuando la consumes y que mecanismos utiliza para crearla cuando no está disponible de una fuente externa como los alimentos.
Primero que nada, debes entender que definitivamente tu cuerpo no es una máquina quemadora de calorías, sino un organismo complejo que busca la manera más eficiente para trabajar con el combustible, en este caso el alimento que entra en él. Pero también sabe cómo defenderse cuando tiene demasiado de algo que no necesita.
El azúcar (o sacarosa, como se llama técnicamente) es un carbohidrato simple, porque sólo está compuesto por dos moléculas 1 glucosa y 1 fructosa que se unen por un enlace simple rompiéndose fácilmente ante la presencia de enzimas salivares y pancreáticas. Es decir, cuando lo consumimos, nuestro cuerpo lo absorbe súper rápido y de manera casi inmediata vemos los picos de azúcar en la sangre.
La glucosa para poder ser aceptada en las diferentes células, requiere la presencia de la hormona insulina. Es por eso que cada que consumimos azúcar, nuestro páncreas debe producir insulina que haga que el cuerpo pueda procesar lo que acabamos de comer.
Recordemos que la moneda energética es la glucosa, no el azúcar, por lo tanto, ésta puede venir de varias fuentes. Entendemos, entonces, que para tu cuerpo es fácil usar el azúcar como fuente de energía, pero también podría obtenerla de otros alimentos que le aportan energía sin tener azúcares simples.
El proceso metabólico que tu organismo desempeña para utilizar esa energía es sencillo. Pero debemos tener en cuenta que el azúcar no es la única fuente de combustible que utilizamos para funcionar.
Nuestro cuerpo es una máquina eficiente y todas sus funciones están enlazadas para lograr un engranaje perfecto y si bien es cierto que el proceso para obtener energía del azúcar es sencillo, nuestro metabolismo también puede usar y crear energía en forma de glucógeno en el hígado y el músculo, que se usa como reserva energética a corto plazo en los periodos de ayuno; cuando el glucógeno se agota, tomamos energía de los ácidos grasos almacenados en forma de triglicéridos en el tejido graso como reserva de energía a largo plazo, o incluso de las proteínas, en algunos casos.
Esto, en palabras más sencillas, significa que cuando comemos azúcar, nuestro organismo puede usar la vía rápida para conseguir energía, pero si no la consumimos, se deberá producir energía (en forma de glucógeno) en el hígado y en los músculos.
Es por eso que no nos quedamos sin energía cuando pasamos muchas horas sin comer (por ejemplo cuando dormimos) porque nuestro cuerpo es capaz de producir toda la que necesita con las reservas de alimento que tiene.
Al consumir altas cantidades de azúcar tu cuerpo utiliza lo que necesita para funcionar, pero el exceso se acumula de diversas formas que pueden ser nocivas para la salud. Lo normal es que la energía sobrante se guarde en forma de glucógeno y como es una reserva limitada, puede guardarse también en forma de grasa produciendo no solo adiposidad localizada y por lo tanto obesidad, sino triglicéridos altos en la sangre o acumulándose en las paredes de los vasos sanguíneos produciendo aterosclerosis y haciéndonos más propensos a enfermedades cardiovasculares.
Además, el azúcar favorece la inflamación, lo que altera todas las funciones de nuestro cuerpo. Es por esto, que el consumo de azúcar se asocia a enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Este grupo de enfermedades son la mayor causa de muerte prematura y de discapacidad en la mayoría de los países. Es por eso que es tan importante ser cuidadosas con la cantidad de azúcar que consumimos. No se trata de eliminarla de nuestra dieta o de volvernos locas contando calorías, sino de ser conscientes sobre la cantidad y la calidad de alimentos que le entregamos a nuestro organismo.
Todos los alimentos pueden ser fuente de energía. Por ejemplo, los carbohidratos complejos (como la papa, el arroz, los cereales y el plátano) son fuente de energía que crean picos más duraderos en el tiempo. Es decir, si te comes un chocolate, el pico de energía será instantáneo, pero muy corto. En cambio, la misma cantidad de calorías de ese chocolate, pero en forma de cereales (como el trigo) harán del pico energético uno mucho más prolongado en el tiempo y más beneficioso para tu salud.
La sociedad occidental es la que tiene mayor índice de consumo de azúcar. La publicidad y mercadeo ha llevado a que grandes empresas de alimentos involucren esta sustancia en sus productos para tener una mayor demanda y ganancia económica.
La adicción por el azúcar puede iniciarse desde la niñez. Es desde esta edad que se crea un vínculo emocional con el consumo del azúcar. Todo debido a que los niños están siendo expuestos a este tipo de alimentos en jugos, refrescos, dulces que muchas veces se los presentan en fiestas infantiles, cumpleaños, entre otros. Todo esto generando un recuerdo emocionalmente positivo por lo que hacemos inconscientemente una conexión automática de dulce y felicidad.
Cuando consumimos azúcar, se genera triptófano el cual es un aminoácido precursor de neurotransmisores como serotonina y dopamina, también conocidos como hormonas de la felicidad. Cuando estamos con ánimo bajo, nuestro sistema recuerda que con la ingesta de carbohidratos simples se liberan estos neurotransmisores, y es así cuando estamos tristes o aburridos buscamos alimentos ricos en azúcar para tratar de compensar estos sentimientos.
Se crea entonces una relación directa entre la ingesta de carbohidratos, elevación del triptófano sanguíneo, mayor síntesis de serotonina en el sistema nervioso central y el consiguiente cambio de humor.
Consumir azúcar no es el problema. Realmente lo que queremos comunicar hoy es que el cuerpo no se basa en apariencias, sino en la salud. No queremos hablar sobre los cuerpos hegemónicamente bonitos, sino que queremos concientizar sobre el alimento como un mensaje de amor propio que le entregamos al organismo. podemos comer lo que nos guste, lo que nos haga sentir mejor y lo que tengamos antojo… Lo importante es entender cómo funciona nuestro cuerpo y por qué consumimos lo que consumimos.
En conclusión, la energía para que podamos vivir se puede obtener de varias fuentes, lo más importante es elegir siempre la que sea más saludable, natural y entregue el mejor mensaje a nuestro cuerpo.
Esperamos que te haya gustado mucho este artículo y que hayas aprendido cómo comer azúcar de manera más consciente y responsable con tu propio organismo. Recuerda que puedes seguir a las médicas de Nutrés en Instagram como @nutres.med, que son tres médicas nutriólogas, Ana María Uribe, Leire Gómez y María Clara Mejía, que conforman Nutrés, un consultorio en el que atienden a todos los pacientes de la ciudad de Medellín que necesiten atención en temas de nutrición.
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