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Un indicador de salud mental.

Empecemos introduciendo la definición que la OMS (Organización mundial de la salud) otorga a la salud mental, entendida ésta como “un estado de completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Si bien es claro que la salud mental incluye el componente físico, mental y social; no considero que sea posible hablar de totalidades, absolutos o estados completos, de bienestar. Pues quienes en ocasiones experimentan estados de tristeza o malestar por algún evento específico y gozan de salud mental, no dejan de tenerla, por el hecho de perder ese “completo” estado de bienestar.

Creo que la salud mental tiene que ver precisamente con la capacidad de reconocer que somos seres vulnerables y, en ese orden de ideas, necesitamos de otros y de ciertos recursos o herramientas, para mantener o recuperar ese bienestar.

Imaginemos por un momento, que la salud mental es una caja de herramientas…

Esta caja de herramientas es una construcción propia que se realiza con los recursos que tenemos u obtenemos, y se enriquece con cada vivencia, con cada experiencia, y a medida que vamos afrontando los desafíos que la vida nos presenta.

Para llenar una caja de herramientas funcional, habrá algunos elementos esenciales que deben estar presentes, sin embargo, esa caja la podemos ir personalizando mientras vamos obteniendo nuevas herramientas.

Tampoco nacemos con la caja llena por completo, a medida que vamos reconociendo nuestras necesidades, deseos y motivaciones; vamos adicionando nuevos elementos que pueden ser útiles para enfrentar diversos desafíos.

Si bien no todos tenemos las mismas herramientas ni a todos no nos sirven las mismas en un momento determinado, hace parte del camino construirlas, explorarlas, ensayarlas, conservar aquellas que fueron útiles e incluso, en ocasiones desechar algunas que no funcionaron.

¿Qué herramienta utilizar? La vida es una elección constante, todo depende del momento en el que te encuentres y de la necesidad que tengas, para elegir entre las opciones. También hay que tener en cuenta que mientras más rígida sea tu caja, menos herramientas podrás acomodar en ella. Una caja “flexible”, te permitirá hacer variaciones y ajustarte de manera más rápida a las exigencias que se presenten en el entorno.

Actualmente, nos encontramos enfrentando una situación (COVID-19), que nos exige cajas de herramientas flexibles, que puedan ajustarse a los cambios, cajas en las que se adicionen nuevos elementos, que anteriormente no parecían útiles y hoy en día pueden ser la llave maestra.

Quizás sea el momento ideal para hacer o aprender aquello que siempre soñaste, pero el ritmo acelerado de la vida lo obstaculizaba. Quizás sea el momento para reinventarse o quizás sea el momento para detenerse. También puede que para muchas sea el momento de iniciar una conversación, de buscar ayuda, de ser escuchada y de reconocer que somos seres vulnerables.

El aislamiento social puede ser una vía que nos lleve a toparnos con un dolor interno que apenas empieza a pronunciarse. Si aparecen estas sensaciones de tristeza profunda, desesperanza, deseos de no continuar...recuerda que no estás sola, se trata de un momento, que aunque hace parte de tu vida, no es tu vida misma.

Los momentos son pasajeros y aunque ese periodo doloroso requiere y merece toda tu atención, vale la pena pensar que es transitorio y que al igual que existe, y es necesario darle un lugar, has vivido otros que han hecho que valga la pena llegar hasta donde éstas y que al mismo tiempo queda un futuro por conquistar.

Acude a tu caja de herramientas y revisa que cuentes con algunos de estos elementos clave, si te falta alguno puedes iniciar el camino de su búsqueda y construcción:

  • Destornillador, para poder aflojar hábitos que no son sanos e incorporar unos nuevos, en relación a una buena alimentación, actividad física, tiempo de ocio, actividades que conduzcan a la relajación y a un sueño reparador. Escuchar tu cuerpo, para empezar a tener consciencia de él. ¿Si tu cuerpo hablara qué diría?

  • Detector de emociones, para identificar y reconocer lo que sientes.

  • La llave de las relaciones, esencial para esos momentos en los que reconocemos que no podemos solas. También para compartir y disfrutar de la presencia de otros.

  • Tuercas creativas. Estas son las que nos permiten personalizar nuestra caja, de acuerdo a nuestro estilo de vida, gustos, deseos, intereses, pasiones y motivaciones. Algunos ejemplos son: escribir, leer, tocar algún instrumento, dibujar, practicar yoga.

Así pues, la salud mental tiene que ver con la capacidad de integrar de manera armónica lo físico, lo mental y lo social. Es aprender a escuchar aquello que nos dice el cuerpo y que nuestra mente silencia. Implica reconocer que tenemos derecho a sentir y a compartir eso que sentimos. Es entender que, aunque a veces no contamos con todas las herramientas en nuestra caja, podemos construirlas o incluso pedirle(s) a otro(s) que nos compartan las suyas, para así nutrir las nuestras.

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