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Creo que ser diferente se siente más como el taxi viejo en el que nadie se quiere montar, que como la limosina que en algún lugar del mundo está prestando el mismo servicio de transporte… ¡pero más exclusivo!

¿Por qué? Porque según mis matemáticas de tercero o cuarto del colegio, estadísticamente hablando, vivimos en un mundo donde “la moda” es el número que más se repite en la población; y por ende las minorías -según la terminología matemática- no están a la moda.

No estoy segura de que fuera por la misma época pero sí sé que en biología también nos hablaron de las neuronas espejo y del aprendizaje por imitación (desde el nacimiento tendemos a repetir los gestos de los demás).

De lo que sí me acuerdo perfectamente es que crecemos pensando que “mayoría gana” y por eso nos tardamos tantos años en darnos cuenta que ser diferente, es un privilegio.

Nos toma tiempo desenredar la cantidad de información contradictoria que recibe nuestro cerebro, porque mientras escuchamos un montón de frases motivacionales que dicen “¡sé único!”, “¡marca la diferencia!”; crecemos viendo cómo la sociedad generalmente premia a los que están dentro de esa “moda” y rechaza a los que están por fuera de ella.

(Sin mencionar que la gente siempre quiere que seas diferente pero le molesta cuando no piensas igual).

Nos chocamos al intentar parecernos a los demás, hablar como los demás, vestirnos como los demás, divertirnos como los demás… y al final darnos cuenta que por dentro nos seguimos sintiendo sin encajar.

Es que ser diferente duele, pero sobre todo asusta. Asusta sentirse solo estando rodeado… porque la soledad también es eso que pasa cuando no encuentras personas con las que te sientes identificado.

Y te empiezas a preguntar: ¿será que no soy normal? ¿Será que estoy mal? ¿Será que debería querer ser como los demás? ¡Pero eso jamás! Porque si eres diferente es porque eres especial, pero sobre todo, porque estás preparado para serlo.

Dicen que nuestras almas eligen lo que venimos a ser –y a hacer- en este plano; pues bueno, confía en ella. Ella sabe cosas que tú aún no. Tal vez todo esté escrito, tal vez no. Tal vez cada uno tenga una misión en el mundo, tal vez no. Pero hay algo que sí es cierto y es que puedes buscar ser único, pero nunca serás el único. Siempre habrá alguien que piense como tú y sobre todo, que se sienta como tú. No estás solo. Tal vez allá afuera y más allá de tu círculo cercano hay un montón de personas con los mismos intereses que tú. ¡Y para eso son las redes, para conectar personas con cosas en común!

Además, (contradiciéndome un poco) romper los estereotipos está de moda. El mundo está apuntando las luces hacia los valientes y aceptar ser diferente, es un acto de valentía. Dicen que toda regla tiene su excepción, y si tú te pareces más a la excepción que a la regla... significa que ¡eres excepcional mi amor!

Atentamente,

Ana Listas.

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